Como cada 8M, UGT sigue luchando por la igualdad en el mundo laboral y en el resto de ámbitos.
Como cada 8M, UGT sigue luchando por la igualdad en el mundo laboral y en el resto de ámbitos.
Según los datos en España, el año pasado, el 93% de la población inactiva laboralmente, por cuidar a niños/as o personas dependientes, son mujeres. Casi 9 de cada 10 personas que se acogieron a las excedencias por este tipo de cuidados fueron mujeres. Asimismo, el empleo a tiempo parcial sigue siendo un factor relevante de la precariedad y la desigualdad: tres cuartas partes del empleo a tiempo parcial es femenino. Además, la tasa de empleo de los hombres con hijos es del 86,7% y sin hijos del 77,6%, mientras que en el caso de las mujeres la tasa de empleo de mujeres con hijos es del 68,1%, siendo inferior a las de las mujeres sin hijos que es del 75,7%. Por tanto, es muy evidente que la asunción de las tareas de cuidados familiares sigue recayendo en las mujeres.
La crisis sanitaria y económica ha hecho más necesario que nunca que el sindicato alce la voz y advierta de cómo la pandemia está afectando de manera significativa a la mujer, tanto en términos de desempleo como de brecha salarial, conciliación…
Para UGT es prioritario impulsar la negociación colectiva de medidas y planes de igualdad; derogar los aspectos más lesivos de la reforma laboral y especialmente aquellos que afectan de forma más negativa a las trabajadoras; e incrementar y mejorar las políticas activas de empleo y sobre todo las dirigidas al incremento de la participación y permanencia de las mujeres en el mundo laboral.
También, desde el sindicato otras actuaciones imprescindibles son adoptar medidas de acción positiva encaminadas a eliminar la discriminación y la desigualdad en el empleo y en la protección social; avanzar en la eliminación de las violencias machistas; e impulsar una reforma educativa basada en la coeducación que integre la educación en la igualdad y en el respecto a la diversidad.
Además, el aumento de la valoración del trabajo de la mujer y su equiparación salarial permitirían incrementar las cotizaciones y los ingresos a las arcas públicas, acrecentando las cotizaciones a la Seguridad Social y las contribuciones a Hacienda. Con la desigualdad salarial que encubre una evidente discriminación económica hacia las mujeres, pierden ellas, pierde el Estado y, consecuentemente, perdemos todas las personas.
En el siglo XXI, las mujeres no debemos vernos obligadas a escoger entre nuestra vida personal y laboral porque ellos no lo hacen. No seamos cómplices de la brecha salarial, digamos ¡basta ya!